miércoles, 28 de abril de 2010

Realismo mágico

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El realismo mágico, es una característica propia de la literatura latinoamericana de la segunda mitad de siglo XX que funde la realidad narrativa con elementos fantásticos y fabulosos, no tanto para reconciliarlos como para exagerar su aparente discordancia. El reto que esto supone para la noción común de la “realidad” lleva implícito un cuestionamiento de la “verdad” que a su vez puede socavar de manera deliberada el texto y las palabras, y en ocasiones, la autoridad de la propia novela.
S i bien esta tendencia a fundir lo real con lo fantástico ya existía en las obras de novelistas de todos los tiempos, principalmente en escritores como François Rabelais y Laurence Sterne; otros precedentes más inmediatos pueden ser las novelas del ruso Vladimir Nabokov o del alemán Günter Grass.
Pero el realismo mágico floreció con esplendor en la literatura latinoamericana de los años sesenta y setenta, a raíz de las discrepancias surgidas entre cultura de la tecnología y cultura de la superstición, y en un momento en que el auge de las dictaduras políticas convirtió la palabra en una herramienta infinitamente preciada y manipulable. Al margen del propio Carpentier, que cultivó el realismo mágico en novelas como Los pasos perdidos, los principales autores del género son Miguel Ángel Asturias, Carlos Fuentes, Julio Cortázar, Mario Vargas Llosa y, sobre todo, Gabriel García Márquez. Las novelas de este último, Cien años de soledad (1967), El otoño del patriarca (1975) y Crónica de una muerte anunciada (1981) siguen siendo obras notables del género.
Fuera del continente americano el realismo mágico ha influenciado, al decir de algunos críticos, la obra del italiano Italo Calvino y del checo Milan Kundera, así como en el inglés Salman Rushdie.

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